- ¡Prospera en cada etapa de la crianza!
Este Día de las Madres, millones de mamás estarán esperando tarjetas manuscritas, ramos de flores pomposamente presentados y quizá hasta el desayuno en la cama, pero ser mamá no siempre son corazones y flores. Hay momentos en los que simplemente no sabes, como madre, qué decisión tomar, especialmente cuando se trata del mejor interés a largo plazo de tu hijo. Añade a ese dilema las diferentes fases del desarrollo, y ya tienes la fórmula perfecta para días llenos de angustia y noches sin dormir. La buena noticia es que puedes aprovechar el consejo – ¡o dos, o tres! – de quienes ya han estado en ese lugar y han logrado cruzar al otro lado.
Los Buenos Tiempos
Cuando estás embarazada, nueve meses te parecen interminables. La alegría de saber que tienes una nueva vida dentro de ti se intensifica a medida que el bebé crece y patea y tiene hipo. Pero junto con la espera viene la preocupación. Cada punzada y cada toque te hacen preguntarte si algo estará mal. Ansías mirar a tu bebé a los ojos, contar sus dedos de los pies y saber que todo está bien. Y de pronto, antes de que te des cuenta, ya está aquí y tu mundo ha cambiado para siempre.“Nada supera los húmedos besos de tu bebé”, dice sonriente Cristina, una madre de cinco niñas de 5 a 15 años. “También disfruté amamantar a mis hijos”, afirma Nona, mamá de dos. "Me hizo sentir como que les estaba dando algo especial que no podrían conseguir en ningún otro lugar.” Acurrucarte con tu bebé, olerles el pelo, verlos dormirse en tus brazos, es algo asombroso. Y la alegría que produce verlos reír, caminar y hablar por primera vez, hace que te derritas. ¿La parte menos divertida de esta etapa? Un agotamiento épico. Recuerda que la privación del sueño se utiliza para torturar a los prisioneros de guerra. “Una vez fui al supermercado con mi camisa al revés”, dice Cristina. Su pequeño de 3 años se lo señaló, “¡pero no hasta que habíamos llegado a casa!”
Aparte de andar cansadas, las rabietas, el entrenamiento para usar el inodoro y los retos que empañan este período, pueden (y lo hacen), poner a prueba la paciencia de cualquier mamá. La clave para atravesarlo es dejarlo pasar y confiar en tus instintos. “La vida con los niños pequeños puede ser repetitiva, incluso aburrida”, dice Cathy Cassani Adams, entrenadora de crianza y autora de The Self-Aware Parent: 19 Lessons for Growing with Your Children. “Te pasas el tiempo vigilando, esperando y preocupándote”. Y aunque al parecer todos tus conocidos te dirán que lo que ellos creen es la manera “correcta” de hacer las cosas, “sus estrategias pueden no funcionar para ti”, dice Nona.
Los Días de Escuela
Ver a tu hijo independizarse es verdaderamente una alegría. “Cada año, el primer día de clases derramo algunas lágrimas, pero son lágrimas de felicidad porque cada año le trae nuevas experiencias y conocimientos a mis hijos”, dice Cristina. Durante esta etapa, tus hijos comenzarán a elegir a sus propios amigos y a tomar decisiones sin contar contigo, pero todavía no han crecido. “A mis hijos todavía les gusta que los arrope y que me acueste con ellos por la noche”, dice Nona. “Es algo que adoro. Mi hijo ahora dice que es demasiado grande para que nos tomemos de las manos en público, así que sólo lo abrazo a escondidas”.Como padres, aprender a ir aflojando el control es un reto. Los niños pasan mucho tiempo en la escuela y no te puedes sentar en el pupitre de al lado. Es difícil no saber que están haciendo las 24 horas del día. Para aliviar esta ansiedad se necesita una buena comunicación.
“Escucha a tus hijos, ten curiosidad y hazles preguntas”, aconseja Adams. Puede que estén pasando menos tiempo juntos, pero aun así puedes estar atenta a sus intereses. Y mientras lo haces, sigue algunos de tus propios intereses, afirma. Si no pasas tiempo a solas, llegarás a no saber quién eres. Así que practica el cuidado propio y dale un buen ejemplo al mismo tiempo a tus hijos, haciendo cosas por las que realmente sientes una gran pasión.
Casi Adulto
Es grato ver los resultados de tus primeras enseñanzas, tales como la bondad, el respecto, la creatividad y el logro: tomar una semilla y verla germinar; y ésta es la etapa en la que realmente esto ocurre. “Me llena el corazón de orgullo ver la persona tan increíble en que mi hijo se está convirtiendo”, comenta entusiasmada Cristina. Maggy, madre de dos hijos de veintitantos años, dice que disfruta sus fiestas navideñas porque “me encanta escucharlos interactuar entre sí. A pesar de las rivalidades entre hermanos que tenían mientras crecían, su vínculo de amor fraterno es muy evidente”.¡Retroceder para dejar que tus hijos sigan sus propios caminos es lo que debes hacer durante esta etapa, no importa cuánto quieras continuar dirigiendo sus vidas! Deja que ellos te digan quienes son, en lugar de decirles tú quienes deben ser.
Las Pruebas y las Tribulaciones
Descansa tranquila, es natural que cuando tus hijos estén atravesando una fase difícil, tu desees que estuviesen en una etapa diferente de desarrollo. También tendemos a favorecer la etapa que mejor refleje nuestros propios puntos fuertes. Quizá te sientas cómoda tratando a tus hijos como bebés, pero le temes a los terribles dos (y tres). O a veces quieres que tus hijos crezcan de un día para otro para poder comunicarte con ellos de una manera más racional, a nivel de adultos.Cuando tengas estas ilusiones momentáneas, habla contigo misma sobre las alegrías de hoy y recuerda que ser mamá es, y siempre lo será, un reto diario. “Mi hija de 7 años es muy obstinada”, dice Nona. “Pero cuando se acurruca conmigo y leemos Fancy Nancy, me doy cuenta de que esos momentos difíciles pasan”.
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